lunes, 23 de julio de 2012

Ba dum pis

Entiende una cosa, te lo has buscado tú, sin más, deja de echarle la culpa a Dios, el universo o tu mala suerte. El único que tiene la culpa de todo eres tu. Gordo.
Y así, sin más se fue. No es extraño que lo que más recuerdo sea la parte de atrás de su cabeza, su espalda... y no de índole sexual, marranos, si no como algo triste y bonito. Como esa mano que se escapa de la tuya, el último contacto, el último latido del corazón. Eso es así.

Gñarp

¿Difiere el mundo real de la ficción? Si, no, nunca lo habia pensado... Pues pequeños seres, mierdas cantantes y danzante de este mundo, tengo la respuesta: si. Ni los bomberos atraviesan paredes de ladrillos con un niño al hombro, ni te conviertes en superhéroe por la picadura de un insecto, ni sobrevives a la explosión de una bomba nucelar metido en una nevera, ni tus sueños (o simplemente, expectativas) se hacen realidad por mucho desearlos.

La vida es una mano gigante con un guante de cuero sádico, que te abofetea cada vez que fracasas. Es esa mano que te zarandea cuando tienes un sueño perfecto. Esa mano que te pellizca cuando sueñas despierto. Mano estúpida. "Nuestras vidas son los ríos  que van a dar en la mar", lo que no dice es que ese rio está lleno de piedras que te rajan la piel, rápidos y cocodrilos. No es un jodido rio como caldo pollo, es una marabunta de agua con mala leche que te petea el higado hasta convertirlo en merienda. Golpe tras golpe, sacas la cabeza del agua, para tomar algo de aire y ver como hay gente que baja por el puto rio en barcos de acero, incluso en aviones a 10.000 pies de altura; sacas la cabeza lo justo para tomar un respiro y darte cuenta de que, tanto por encima de la superficie, como por debajo, todo es mierda.

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