domingo, 29 de enero de 2012

Paréntesis en el subconsciente

Si recuerdo bien, es la primera vez que me pasa, un sueño dentro de otro, dos niveles al más puro Inception. El sueño principal está borroso, a cámara lenta porque al despertarme he intentado guardar el segundo lo más nítido posible. Os pongo en situación: Años 40, yo con traje y sombrero en un bar de bailes eróticos -salía fumando, fuck- copa en mano. Todo muy americano, debian de haberme pegado un tiro por llevar sombrero en un espacio cerrado.

Imaginaos la típica escena de cine donde el hombre habla con una mujer en esa época, le coge del brazo, la zarandea... pero la mujer lo unico que hace es sentirse atraida y cortejada por el maltratador.
Diálogo:

- No...
(...)
- Voy a casarme con tu mejor amiga.
- ¿Y me lo dices así?
- Te lo digo y ya está, mujer.
- Yo no puedo opinar claro...
- Puedes. Pero no te lo aconsejo.
- Todos los hombres sois iguales. Veis lo que quereis, lo cogeis, lo haceis vuestro. Pero en realidad no veis más allá de vuestras propias narices.
- Todo esto porque no te elegí a tí ¿verdad?
- Qué bien lo sabes cabrón....
- Cuidado mujer, mide tus palabras, tanto conmigo como con ella.
- ¿Ahora dependes de mi? 
- Dependo de que guardes silencio. Sois amigas, trabajais juntas, se te puede escapar que aquella noche fue más que un baile privado y que tú, te quedaste prendada del hombre equivocado.
- ¿Cómo no voy a hacerte caso? Eres el hombre que amo.
- ....
- ¡Pensaba que me ibas a sacar de aquí! 
- ¡Silencio mujer! Yo no soy tu héroe de pacotilla. Lo que hiciste conmigo, lo harás con todos... Simplemente fui el idiota de turno que te trato como mujer
- ... Todas lo hacemos... También la incluy... 
- Cierra la bocaza de una maldita vez. Ya no hay vuelta atrás. Pienso casarme con ella, olvidar el pasado. Tener hijos. Una casa en el campo. Trabajar la tierra. Narrar los inviernos con ella. Elevar hasta el infinito nuestro amor y aún no poder siquiera atisbarlo en el horizonte. Contar las estrellas que se apagan en el cielo, los soles que se alzan cada día. Es algo que nunca se puede predecir, un sinfín de improvisaciones que juntas forman la vida y a mi vida le faltan las suyas. Me falta ella y por Dios aquí presente, juro que la sacaré de este tugurio, la haré mi mujer, la madre de mis hijos y por encima de todo, la haré feliz.
- ...
- Fuera de mi vista y recuerda nuestro trato.
- Cuando cambiarán los hombres  y sobre todo, cuándo cambiará el mundo.
Me quedo solo. Por detrás me toca una mano que reconozco al instante, su tacto, su olor, su delicadeza. Me doy la vuelta y ....



Hasta aquí. Me reservo las caras, gestos y conocidos del sueño. Así como vosotros reservad vuestra credulidad. El diálogo es veridico 15%, lo demás añadido de mi en base a cómo me he sentido al despertarme. Ha sido un maquillaje para que quedara al gusto del lector, pero la idea raiz está ahí y es puramente verdadera.

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