Dios regaló el placer para que nos acostumbraramos al paraiso.
Ajel
Piernas de ella abiertas, que alcancen los infinitos. Besa, acaricia, preparala para lo mejor. Como en el cine, 5, pip, 4, pip, 3, pip, 2... con los dedos juega en el monte de venus, estíralo, que se eleven los labios hasta el cielo. Y a lamer, con y sin cuidado, en circulos, de arriba a abajo, la flor de los vientos te guia, labios y dedos juegan en el mismo equipo; ¡lamer fuerte joder! que pareceis gatitos lamiendo un bol de leche. Lametones. La reina de los soldados tiene que enterarse de que va ganando la batalla. Y cuando se acerque el momento, pegar fuerte la cara con los labios, que se fundan, y deja que se restriegue, ahora aparte de amante eres objeto, el momento tiene que llegar y tiene que ser llamado.
Placer divino.
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