Una visita inesperada.

"EN UN AGUJERO EN EL SUELO vivía un hobbit."

J.R.R Tolkien

Bien, acabo de prepararme un tierno -mentira- sándwich (aka emparedado, pero ¿qué puedo hacer yo Señor de la lengua?). Iba a contaros como me he abrasado la lengua con el juguín del tomate, pero he perdido el tiempo buscando mi hobbit para recordar si las seis primeras palabras iban en mayúsculas o no. Pero creo que puedo relataros como ha sido:

Estaba en mi habitación de estudiante en la portuaria ciudad de Cartagena mirando una mancha de mi pared que se parece a un marcianito del juego Space Invaders, -en realidad no es una mancha de mi pared, pero os lo cuento así para que la narración sea más mágica- entonces he pensado ¿y si me como una apple? (pienso en bilingüe) pero no me apetecía. Luego pienso ¿y si me hago unos sándwicheses? (pienso palabras raras/inventadas para que mis pensamientos sean divertidos, como dificilidad, cortauñas de troll, etc). Mientras los preparaba he fregado un poco, lo que nos diferencia de los animales es que fregamos nuestros platos, ellos compran nuevos y tiran los sucios, incluso utilizan de plástico; por eso nunca hay en las "tiendas de veinte duros" porque las ardillas, mapaches y bisontes se los han llevado todos, en el fondo, son unos guarros y no friegan nada .Este punto merece un punto y aparte.

El humano se ha intentado comparar con los animales para resaltar cualidades como: más rápido que una gacela, más bonico que un potrillo de unicornio (existen, aunque la protección de criaturas mágicas los disfrazad de caballos normales pintándoles el cuerno con pintura invisible),  más zorra que las gallinas -!y por partida doble¡- ¿y qué pasa con los animales? Me imagino dos gacelas, de una manada,  hablando:
- ¡tio qué rápido eres!
- Más que una gacela
- ¿Cuál?


Volvamos a mis emparedados. Una vez terminados y quemados -pues había muchas cosas que fregar ya que unos hipopótamos habían venido a comer- me los he llevado a mi cuarto. La mancha de Space Invaders seguía ahí. He apoyado mis delicadas posaderas en la silla dispuesto a escribir unas lineas de la siguiente entrada, e inocente de mi, le he metido el primer mordisco al primer sándwich. De repente me encontraba en lo más profundo del infierno rodeado de bellas arpías incandescentes que alzaban sus tridentes hacia mi entrepierna, un rio de lava atravesaba mi pecho de lado a lado, mi lengua intentaba apagar las llamas con lágrimas de dolor mientras mi garganta se retorcía en una piscina de cera fundida calentada por los mismísimos cojones de satanás. Lanzando al aire millones de calumnias hacia ese bocadillo maldito, que parecía forjado en el Monte del Destino -vaya dos referencias a Tolkien, tengo que currarme eso más- he intentado apaciguar los llantos deshonrosos que por un momento me han transformado en un tierno bebé llorica lamentando la calcinación de su timida lengua.


Ya curado, cambiado el pañal y secadas las lágrimas me he dispuesto a escribir un rato, pero no se me ocurría nada decente, pero como queda un día solamente para terminar la encuesta, he decidido crear una entrada completa de una simple idea: quemarme la lengua con un emparedado demasidado caliente.
Ahora no tengo hambre por haber merendado tarde, así que llamaré a los hipopótamos para ver si quieren salir de parranda esta noche, aunque con lo que han comido este medio día dudo que puedan moverse, ya no están tan jovenes como antes.


Psd: pido perdón por la calidad de esta entrada, pero hoy no me veia con ganas para escribir y me daba la sensación de que mi mente estaba todo el rato en otro lugar. Me cago en las conchitas de la mar salada, nunca, repito NUNCA quiero defraudar a nadie, por eso limpio los platos de mis invitados.