"(...) Ojala los días tuvieran nueve horas. Si, nueve horas. Ocho para dormir y una para hacer el amor."
Va descalza. Lleva un crucifijo blanco colgando del cuello y unos vaqueros rotos aunque bien planchados con una raya impecable de las pinzas al dobladillo. Va acercándose poco a poco por un camino de tierra, el desierto se extiende por todos lados, cactus de todas las formas nos rodean, rocas, piedras, arena y algún arbusto es lo que veo además de ella. Le miro los pies, casi no toca el suelo con ellos; solo quedan unos metros para que llegue hasta mi, el corazón se acelera y dejo de respirar, casi ni me muevo; unos centímetros. Solo unos centímetros. Entonces noto algo frío, muy frío, su nariz a tocado la mía, están pegadas, pero ahí no se detiene, entra dentro de ella, su nariz atraviesa la mía como si fuera un fantasma. La nariz se me hiela, el frió me recorre todo el cuerpo, los escalofríos chocan como anticiclones. La mitad de su cara ya está dentro de la mía, así como parte de su cuerpo. El frío me hiela todo el cuerpo dejándome paralizado. Ella está completamente dentro de mi, pienso que voy a morir, la idea de la muerte se forja en mi cerebro congelado y toma forma, lo entiendo y asumo la tragedia, iba a morir congelado en aquel desierto, sin poder hacer nada. Todo se tornaba en oscuridad, mi habitación poco a poco iba apareciendo a mi alrededor. El frío no desaparecía, estaba acurrucado en un lado de mi cama, encogido y destapado. Hacía una noche muy fría y yo estaba helado, estiré la mano para coger las mantas y me tape hasta la cabeza, enjugándome el frío sudor de la cara con las sábanas. Tras unos segundos me dormí pensando en aquel extraño sueño.
Aquel extraño sueño me hizo pensar dos cosas, la primera, esa pequeña cosa que llaman amor te infecta desde el interior tras una pequeña incubación y no puedes luchar contra ello. Si dejas que vaya extendiéndose poco a poco, al final acabarás con una cara de idiota y una felicidad que no sabes de dónde coño sale, pero que te agrada y calienta de una forma muy especial. No hay que ser un romántico o un afeminado (como tachan algunos) para hablar del amor. Nadie es inmune a esta buena enfermedad y todos podemos padecerla, el problema está en que algunos tienen unas "defensas" más fuertes que otros y se resisten. Pero por favor, siendo una droga altamente adictiva, potente ¡y legal! No la dejemos a un lado y amémosla hasta decir basta, porque ella lo agradece con una cálida felicidad gratuita. El amor no es malo, los problemas de pareja surgen de la variable persona y la constante orgullo.
La segunda cosa que pensé es que estoy loco por ella y eso es irrefutable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario