En mi afán de la búsqueda de la tortilla de patatas perfecta, hoy he puesto a prueba el:
«Experimento nº2: variante en formas»
Me declaro fan de la tortilla jugosa -núcleo semihecho- y, a la vez, de la muesca de patata, es decir, de notar el bocado de la patata entera. Lo mismo con la cebolla, me gusta melosa y semicaramelizada pero también su variante "cras, cras", que aporta el bouquet cebollil más potente.
¿Cómo se hace? He escogido dos cebollas y 5 papas. Tres de las patatas las he cortado en cuartos y en lonchas medianas -2 o 3mm.-, la penúltima patata con un corte similar pero más grueso y la última la he rayado directamente, consiguiendo una sopa de almidón y una patata paja que actúa como un conglomerante cojonudo. Las cebollas el mismo y proporcional proceso, media la he rayado, 11/2 corte normal y media corte juliana grueso. Las matemáticas de la tortilla de patata.
El proceso de cocinado es diferente, como tenemos dispares formas y tamaños, necesitamos controlar los tiempos de cocción para que el truco funcione. Añadimos primero el corte grueso, mientras el aceite coge temperatura, posteriormente añadimos el resto de la patata con el corte normal y cocinamos hasta que falten 10 minutos. Aquí añadimos la cebolla con el corte juliana grueso y a los 3 minutos la cebolla normal. Recomiendo dejar la cebolla encima de la patata para que cocine al vapor unos minutos y vaya soltando el jugo. Ya en los últimos momentos añadimos la patata y la cebolla rayada.
Recomiendo batir los huevos en un bol de aluminio, ¿por qué? Cuando añadimos la patata ya cocinada y caliente el bol guarda todo el calor y cocina un poco el huevo -que como sabemos es muy sensible a la temperatura-. Lo dejaremos aquí unos minutos antes de pasarla a la sartén y finiquitarla.
«Eur vie atteste la vérité de l'Évangile et donne au monde la preuve tangible que la perfection est possible»