miércoles, 29 de febrero de 2012

Quiero ser viejo ya

Menos mal que nadie me está viendo llorar debajo de las sábanas, menudo cuadro...
Ajel, anoche.

Tiempo al tiempo decian los felices, mamones todos. Me he dado cuenta de una cosa muy especial, desde pequeño tengo la mala costumbre de ser un idiota. Tengo que serlo por narices al menos. Sinceramente me di cuenta del rechazo que producia aquella noche de medioverano cuando una chica pasó de darme dos besitos de cortesia, bueno yo pensé que  seguramente estaba cansada de haber besado y saludado a todos mis amigos del grupo, seguramente aprovechó que yo estaba en medio para hacer un descanso y tomar aire pasando del amigo de mi derecha al amigo de mi izquierda sin siquiera mirarme, es normal, saludar agota y qué mejor que tomarte un pequeño descanso y marcar a un joven prometedor para siempre. Zorra.

El caso es que aquel montón de mierda me hizo un favor, me abrió los ojos hacia una sociedad putrefacta y de no más de 5 años mentales de edad, porque todos sabemos que la maldad de un niño de 5 años no es ni tan solo comparable a la del führer no sé qué cojones pasa a esa edad, pero los niños son lo peor de lo peor y elevan al infinito el minimo defecto en tu persona. Yo tuve la suerte de que en el colegio pasé como un fantasma, era aquella voz dulce que leia desde detrás de la clase y tenias que mirar para atrás para saber de quién era. Era el que no destacaba en los carnavales. El que siempre sobraba al coger un instrumento en música. El niño 8 -apodado por los profesores según mis papis- que ni mucho ni poco. Al que nunca pedian los deberes. Al que nunca pillaban haciendo algo malo porque, simplemente, no lo hacia. El que queria ser padre de mayor. ¡Al que nunca le negarias un puto beso en la mejilla! Zorra.


Todo cambió en el instituto.  Allí me convertí en el puerco, en el cerdo, en el pobre, en el pestoso -¡porque se rompió en jodido calentador 2 semanas!-, en el marrano, en el pajillero, el consumidor de cantidades masivas de porno -sin tener internet-, el andrajoso y demás cosas que si que eran verdad, nadie es perfecto. Pero no es por eso porque lloraba, era porque me di cuenta de que pasaré el resto de mi vida solo como la una por el simple hecho de que el odio hacia mi al final aflora, lo llevo dentro. Entonces pensé en mi primer y último beso, recordé como fue y nunca será y me entró una melancolia propia de Von Trier, cargada de cuadros clásicos, planos sin movimiento, silencios absolutos y tantas imagenes bellas como el cerebro puede procesar. En ese momento los pensamientos cayeron por su propio peso y salieron por los ojos, ¡cuánto tiempo joderputamierda!
Por la calle, miles de parejas de la mano, son como patadas en los cojones con botas de cuero o zapatos de tacón, la envidia te hace odiarlos y rezar cuando pasas a su lado, lo que hace que el chico se gire y yo les devuelva una mirada burlona, pero no pueden parar porque sus novias tienen prisa para darle un par de besos al gordo de clase. Zorra.

Ayer entendí por fin la relación hombre-mujer y me di cuenta que no la merezco por el hecho de que soy tan inestable e inverosimil que joderia la vida de cualquiera y eso no puedo permitirmelo. No soy el modelo de novio que una chica quiere enseñar por ahí, porque los van enseñando, ¡es cierto! Por la calle, les falta un cartel de "novio buenorro" en lo alto, con neones y toda la pesca. 

Zorra